FRAGMENTOS DEL ORIGEN

Recopilamos destacados de la entrevista que Judith Gociol le hizo al maestro Horacio Altuna en 2016. En ellos se muestran los inicios de ADA.

 

"Estando en editorial Columba, (en aquél entonces) nos reuníamos una vez por mes para cobrar lo que habíamos trabajado, y ahí comenzamos (con algunos dibujantes) a pensar por qué no nos juntábamos para mejorar las condiciones. Especialmente para pedir aumento. Todos sabíamos cuánto cobraba cada colega. Ahí fue que con Cacho Mandrafina comenzamos a cuestionarnos la forma de trabajo. Ahí empezó ADA”.

 

“Una de las razones por las cuales empezamos a militar en la profesión fue la entrega de los originales y el no reconocimiento de los derechos de autor”.

 

“Cuando entregaba un original, sabía que no lo iba a ver más (únicamente impreso y mal). Sentía que me estaban sacando algo”.

 

"Los humoristas Alberto Bróccoli y Caloi habían comenzado una nueva ADA, cuyo presidente era Carlos Garaycochea, y como sabían que yo era reivindicativo, me dijeron que formara parte. Esto debe haber sido en el 68. Yo tenía el cargo de secretario de cultura, pero era testimonial. Hicimos una exposición muy grande de material editado (no había originales), que abarcaba desde el Mosquito hasta Columba, y lo hicimos en la Facultad de Filosofía que quedaba en el bajo. El que nos convocó para la exposición fue Eduardo Romano”.

 

"Nuestro planteo desde ADA era pedir la devolución de originales y el reconocimiento de los derechos de autor. Cuando fui con ese planteo a Columba, me dijeron que no y entonces me fui. Columba debe tener un patrimonio en originales, espectacular. Porque desde los años 20 en adelante, todos los grandes dibujantes de Argentina pasaron por ahí”.

 

"ADA en aquél entonces era una nebulosa. Era caótica. Estaba Cacho Mandrafina, Mangione, Macagno, Graciela Cosmik, Yaco Scannone, y había más nombres que no recuerdo. Nos reuníamos y nos planteábamos hacer cosas que muchas veces no hacíamos. Éramos muy burocráticos, pero porque todo el mundo trabajaba. Nos reuníamos en el Barolo, en una habitación no muy grande, bastante cutre (como dicen en España). Era sucia, porque nadie la limpiaba. Ahí estuvimos durante esos años previos al 73. Estábamos todos muy politizados, éramos reivindicativos, queríamos ganar la calle. Podíamos pagar penosamente el alquiler, pero no me acuerdo cómo cobrábamos en ADA. En la comisión estaba Garaycochea, Bróccoli, Caloi y yo. Ellos iban al principio y luego dejaron de ir. En esa época los planteos que hacíamos eran reivindicativos pero no los podíamos llevar a cabo hasta que alguien (creo que Yaco Scannone) planteó el hecho de pedir la personería gremial. Entonces empezamos a vincularnos con algunos sindicatos para que nos asesoren”.

Una de las razones por las cuales empezamos a militar en la profesión fue la entrega de los originales y el no reconocimiento de los derechos de autor. Cuando entregaba un original, sabía que no lo iba a ver más (únicamente impreso y mal). Sentía que me estaban sacando algo”.

"Las reuniones con gremios las hacíamos con nuestro abogado. Recuerdo haber estado en Luz y Fuerza, haber estado con Oscar Smith, y con algún otro gremialista. Después pasó lo que pasó. A nuestro abogado lo mataron y con la llegada de la dictadura dejamos de tener reuniones de ADA. Hicimos algunos cursillos, talleres de dibujo en los que Cacho y yo enseñábamos y era para juntar plata para pagar el alquiler”.

 

"Gracias a Andrés Cascioli todos recuperamos originales y derechos de autor. Antes eso no se hacía. Para mí él fue fundacional, además de ser un gran editor”.

 

Soy talibán con los derechos de autor. En la actualidad hay otras formas de robar los derechos de autor, pero con los originales ya no. Es impensable que alguien se quiera quedar con los originales.

"Después de que mataron a nuestro abogado ADA se diluyó. No nos podíamos reunir. En la época de la dictadura, a mi me salvaba el Loco Chávez. Una vez me bajaron en Liniers y me hicieron subir a un camión porque mi libreta de enrolamiento era un desastre. Entonces le dije al militar que yo trabajaba en Clarín y que hacía el Loco Chávez. “Yo leo Crónica”, me dijo. Entonces (eran las 12 de la noche) llamé a un oficial joven que estaba ahí parado y le expliqué que yo era el que hacía el Loco Chávez. Me preguntó si lo podía dibujar ahí, y también a Pampita. Le dije que sí. Entonces me dejó bajar. No me hizo dibujar nada, pero me dejó ir. (…) En los bares donde nos encontrábamos con Trillo siempre venía la policía a pedir documentos”.

"En época de la dictadura estaba prohibido reunirse, por eso no nos podíamos reunir en ADA. Oesterheld había desaparecido, no eran tiempos para joder. ADA se diluyó. Y en el 82 yo me fui”.

 

"Soy talibán con los derechos de autor. En la actualidad hay otras formas de robar los derechos de autor, pero con los originales ya no. Es impensable que alguien se quiera quedar con los originales”.

 

"El derecho de autor es un derecho humano. Es legítimo, inalienable e imprescriptible. Si compro un original no lo puedo romper, porque significa romper una obra”

"En España aprendí el manejo de la asociación.

Así funciona en España y es muy fuerte y eficaz. Tiene que tener tres patas:

1. Tiene que proteger los derechos.

2. Tiene que ofrecer asesoramiento y respaldo.

3. Tiene que ser docente, pedagógica.”

Agradecemos a Judith Gociol (Coordinadora del Archivo de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la Biblioteca Nacional) y a la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.