Luego de un 2020 muy difícil llegamos al 2021 con las esperanzas renovadas, felices de poder lanzar el número 23 de la revista Sacapuntas y también de compartir otro gran logro de ADA: el informe “Las Artes Gráficas Nacionales en el mundo”. Tras varios meses de trabajo la Cancillería tomó conocimiento sobre la importancia de las artes gráficas y audiovisuales dentro de la industria cultural argentina y su condición de exportables. El informe tiene la intención de fortalecer las industrias creativas y trabajar para su exportación. Todos los detalles de este gran avance —y el informe completo— lo encontrarán en la sección de opinión. Hace unos meses ADA lanzó una convocatoria para que los socios participaran de una muestra sobre juegos y juguetes. El material recibido ha sido de gran calidad y en esta oportunidad la ilustración de Felipe Niño Villalobos fue seleccionada como tapa de la revista. Además de las ilustraciones de los socios, el gran Meiji ha compartido algunas imágenes de su trabajo relacionado con los juguetes. Los invitamos a disfrutarlas.
La temática elegida para este número es el juego y se conecta profundamente con el dibujo. Podemos preguntarnos entonces cuál es la importancia del juego en nuestro trabajo. Este es uno de los interrogantes sobre los que reflexiona la nota que escribió el psicólogo e ilustrador Juan Augusto Laplacette. Mediante sus investigaciones podremos entender que jugar se trata de experimentar con la misma libertad con la que lo hacíamos cuando éramos niños, por el mero disfrute. Así, jugar y utilizar metáforas enriquece nuestro trabajo. En sintonía con esta nota, nada ilustra mejor la dificultad para elegir ante la infinita oferta existente, que la columna de humor de Gofel. En la misma línea, la visita al taller de Patricia Fitti es un excelente ejemplo de cómo el juego y el trabajo de ilustración se combinan a la perfección. Ella lleva adelante la técnica de collage ecológico en donde las reglas se desprenden del material recolectado. Fitti juega con el material y así sucede la magia.
En este número nos deleita una vez más el maravilloso compendio histórico que nos regala Judith Gociol con el material del Archivo de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la Biblioteca Nacional. La nota detalla un completo recorrido por las figuritas, sus inicios, su apogeo y su situación actual. Pero lo más importante es que reivindica a todos aquellos dibujantes que animaron las infancias de generaciones de argentinos, y que permanecieron en un largo anonimato.
El juego es mucho más que pasarla bien. También puede ser un salvavidas y una oportunidad en tiempos de adversidad —como la pandemia—, tal como relata Augusto Belmonte en la sección de procesos, donde nos cuenta cómo elaboró los Desarmamostres, un juguete que consiste en bloques de madera pintados a mano que forman personajes.
Con la entrevista de María Zambianchi a Sebastián Koziner, Mara Morales y Pablo Palomeque, podremos acercarnos al mundo de los videojuegos y el arte gamer. Allí los entrevistados relatan sus comienzos, sus dificultades y lo que más les apasiona.
Luego de tanta información y para que nadie se quede con ganas de jugar, compartimos la divertida historieta juego de Adrián Montini.
En este párrafo es momento de hacer una aclaración: aunque amemos nuestro trabajo y estemos dispuestos a dibujar por placer es muy importante reconocer las estafas y concursos falsos. La Comisión de Profesionales explica en un interesante artículo todo lo que necesitamos saber para no caer en trampas.
La revista también tiene un lugar especial para mencionar a dibujantes que marcan el rumbo a quienes venimos detrás y que lamentablemente ya no están con nosotros. Cristina Breccia, Manuel Aranda y Felix Saborido son grandes compañeros que han partido y no queremos dejar de recordar. A su vez, la sección homenaje —tal como su definición de diccionario lo indica— intenta ser una demostración pública de admiración y respeto hacia una persona del mundo del dibujo. En esta oportunidad homenajeamos al gran Luis García Durán a través del amoroso relato de su hija —también ilustradora— Val García Durán. Mediante sus palabras conocemos sobre la vocación de su padre y el profesionalismo de su trabajo.
Sí, dibujar es jugar. Pero también implica la búsqueda de crecimiento, de formación continua y un empuje constante que nos lanza fuera de la zona de confort. El amor, la dedicación y la excelencia en el trabajo es uno de los grandes legados que nos deja García Durán y desde Sacapuntas queremos compartirlo para que nos guíe en este camino de ser dibujantes. Esperamos de corazón que así sea.