La importancia pedagógica y social del humor es un hecho comprobado, de ahí el valor que tiene su incorporación en las aulas.
Una cita de Victor Borge nos dice mucho sobre este tema: “El humor es la distancia más corta entre dos personas”. Con este artículo —en el que he tratado de simplificar y subrayar las consideraciones que pudieran ser de mayor utilidad para docentes—, pretendo poner en palabras un tema que, si bien forma parte de nuestra vida cotidiana y nuestra cultura, pocas veces es considerado en términos teóricos: hablar seriamente sobre el humor.
“Nuestra tarea no es ser graciosas”, pueden decir algunas maestras con justa razón, ya que se prepararon para otra labor. El caso es que, si se desea aliviar la actividad docente y hacer más placentera la jornada tanto a los estudiantes como para el propio educador, mi consejo es que se animen a echar mano de un inmejorable recurso educativo del que muy poco o nada se aprende en los institutos y universidades de manera formal: el humor.
Quienes conocen mi trabajo como humorista gráfica para la editorial educativa Ediba —que publica en Argentina y varios países de América Latina y España— sabrán que llevo más de dos décadas de experiencia en la tarea de defender el humor dentro del ámbito docente. A través de historietas didácticas y cortas, creo contenido educativo destinado a trabajar con chicos y chicas en las escuelas de nivel primario.
Está probado que si un educador es capaz de hacer sonreír a sus estudiantes en un ambiente distendido creará las condiciones para que ellos sean más receptivos a las actividades propuestas en clase. Pero para esto no será suficiente con que estas manifestaciones de sentido del humor sean esporádicas; por el contrario, para facilitar su tarea diaria — y en beneficio de todos—, maestros y profesores deben crear las condiciones para que el humor se instale de manera natural en el aula y que no se desdibuje con el paso del tiempo.
No soy de la idea de que el humor es sinónimo de felicidad. De hecho, hay infinidad de situaciones en la vida diaria que demuestran lo contrario. A diferencia de esta afirmación, (a mi entender errónea), prefiero acompañar la idea que sostiene que el humor no nos hace felices, pero nos compensa por no serlo. Y... ¿por qué el sentido del humor brindaría este fenómeno de compensación de nuestras preocupaciones e insatisfacciones a manera de “piadosa caricia”? Una explicación sería que esto ocurre porque el humor es una estrategia capaz de separar los estados emocionales de los problemas cotidianos, ya que simplemente nos permite alejarnos un poco, tomar distancia y ver la vida de otro modo, bajo otra perspectiva. ¿No es un excelente recurso para utilizar en medio de tantas situaciones que se presentan a diario en las escuelas y colegios?
Los pedagogos defensores de la risa en el ámbito escolar sostienen que el sentido del humor y las historietas humorísticas aplicadas a la educación desempeñan una serie de funciones de gran valor pedagógico. En el mundo educativo en general se prodigan órdenes, obligaciones, deberes, correcciones, enojos, peleas y gritos. Sin embargo, las alegrías, las satisfacciones, el cariño, el buen humor, los logros y la buena convivencia también forman parte de nuestra existencia. ¿Dónde, cuándo y quiénes se van a encargar de educar la risa y el buen humor en los más chicos?, se preguntan. Ellos describen diferentes funciones que se ponen en marcha ante la utilización del humor gráfico y del humor en general en la escuela. Aquí cito algunas de ellas:
Funciones del Humor:
Creativa: Gracias al humor gráfico se generan materiales originales, únicos y divertidos.
Intelectual: Ayuda a desechar los pensamientos erróneos y potencia la imaginación como recurso para la resolución de problemas. También ayuda a desarrollar la memoria y los procesos cognitivos.
Motivadora: El humor consigue despertar fácilmente el interés y el entusiasmo de los chicos y chicas, y esto se verá traducido en la buena disposición que tendrán para las tareas en el aula. Inclusive podría disminuir la deserción escolar.
Pedagógica: Logra que se agilicen los procesos de enseñanza y aprendizaje al tener a la historieta como soporte didáctico.
De distensión: El humor y la risa desdramatizan situaciones conflictivas porque funcionan como válvula de escape de tensiones. El humor evita conductas agresivas y hostiles: no se puede estar enojado y reírse a la vez.
De buena convivencia y amistad: Posibilita un clima de cordialidad a la vez que refuerza los lazos de amistad, tolerancia y respeto.
Diversión: El humor nos genera una sensación positiva y de alegría.
Terapéutica: El humor sirve para tratar y resolver trastornos emocionales desde planteamientos psicológicos.
Defensiva: Si los niños consiguen reírse de las propias faltas antes que lo hagan los demás, esto los hará más fuertes a la vez que favorecerá su autoestima. También muestra a niños y niñas la gran diferencia que existe entre la burla y el humor, siendo la primera de ellas una clara actitud negativa y de violencia disfrazada. El humor es siempre positivo para las relaciones humanas. Desde ese lugar será oportuno trabajar sobre la erradicación de toda forma de acoso escolar o bullying.
Social: Las historietas ayudan a analizar la realidad que se presenta, a la vez que establecen nuevas vías de comunicación. Además, la risa demuestra su alto contenido social cuando caemos en cuenta de que nadie puede gozar o disfrutar un hecho cómico si no lo comparte con otras personas. ¿Notaron que cuando somos espectadores de algo cómico, necesitamos transmitirlo y hacer partícipe a otra persona de este hecho a fin de poder reír junto con ella?
Hoy más que nunca echemos mano del humor para compensar, para dar y darnos esa piadosa caricia que tanto estamos necesitando en este mundo nosotros, y en especial los más pequeños.
Fuentes:
“La risa y su relación con el inconsciente” – Sigmund Freud
“La risa” – Henri Bergson.
Revista “Cuadernos de Pedagogía” El Humor en la Escuela. (España)
“Quevedos especial Humor y Educación” - Fundación Universidad de Alcalá. (España)
Nota de humor: para facilitarles la lectura, donde escribo “maestras”, léase “maestras y maestros”; donde escribo “maestros”, léase “maestros y maestras”; donde escribo “los profesores”, léase “los profesores y las profesoras”, y viceversa, donde dice “los pedagogos” léase “los pedagogos y las pedagogas” Y así todo lo demás…
Anécdotas de maestras
“...El chiste se hace; la comicidad se descubre...”
Sigmund Freud
¿Hay docentes con sentido del humor? ¡Claro que sí! La siguiente es una reducida muestra de algunas anécdotas que generosamente me compartieron y que yo simplemente acompañé con un dibujo mío recreando de alguna manera su experiencia vivida.
Felicito a todas y todos los maestros que inteligentemente defienden, valoran y hacen uso del humor en su tarea cotidiana.
Clau