Este número de Sacapuntas es especial. Lo es por dos motivos: retomamos la ansiada presencialidad, disfrutamos de la vuelta a la Feria del Libro y los encuentros entre colegas; y también porque decidimos que la revista se centrara en las mujeres ilustradoras. Desde el equipo elegimos esta temática para hacer visible el gran aporte que con mucho esfuerzo han brindado a las artes gráficas. Es nuestra forma de reivindicarlas, de valorar tanta lucha. Así, a lo largo de las páginas van a encontrar grandes historias como la de Martha Barnes, quien se dedicó a ilustrar historietas desde la década del 50 en un mundo plagado de hombres. “Yo sentía que la historieta invadía mi cerebro y no quería hacer otro tipo de arte”, dice esta gran dibujante que además de trabajar se las arreglaba para ser madre en épocas en las que el rol de la mujer se limitaba al de ama de casa. Pero ser ilustradora y repartirse en los cuidados de la familia también es algo que atraviesa a muchas mujeres en la actualidad. Así, en la entrevista que Leo Frino le hizo a la ilustradora mexicana Claudia Navarro escuchamos de su boca: “Llevo 21 años combinando ser mamá con mi trabajo, poco tiempo me queda para otra disciplina”. Otro punto impactante de esa entrevista fue comprender las grandes diferencias entre hombres y mujeres en el mundo laboral mexicano. Navarro siente que los ilustradores tienen una jerarquía diferente a las ilustradoras. En este punto hay una triste coincidencia con Esmeralda Rios —ilustradora mexicana también entrevistada por Leo Frino—, que señala que ningún colega varón acudió a una muestra de ilustradoras mujeres que se realizó en México.
Con toda esta información surgen cuestionamientos: ¿Cuál es la mirada que tiene el arte sobre la mujer? ¿Y la mirada de la sociedad? En un interesante planteo, Flor Capella nos invita a reflexionar y participar de las contraimágenes para “desdibujar todo lo que nos haga ruido”.
A su vez, al recorrer las páginas de Sacapuntas van a observar puntos de confluencia entre estas artistas grandiosas: la mayoría descubrió su vocación en la niñez, de la mano de lápices de colores, hilos o retazos que sus familiares les dejaron a mano. Podemos señalar por ejemplo, el caso de Isabel Macías que realiza bellísimas animaciones con sus “trapitos”. ¿Cómo llegó a eso? A los 5 años su abuela le dio una aguja de crochet y le explicó que no la apretara fuerte ya que tenía que bailar para poder tejer. Por otro lado, su mamá le enseñó a coser los vestidos de sus muñecas. Ese vínculo amoroso y creativo marcó su vocación. Además de estos preciosos detalles de su infancia, en la charla que mantiene con Gise Four accedemos también a su proceso de trabajo para el largometraje Una Puntada, una lágrima, algo que no tiene desperdicio. Las protagonistas de este largo son mujeres colombianas que bordan. Sin embargo, este no es el único detrás de escena que compartimos en la revista. Otros procesos que nos muestra Gise Four son el trabajo de Mónica Pironio y Delius. En la entrevista con Mónica Pironio —quien ilustró para el Plan Nacional de Lecturas—, la ilustradora comparte con generosidad cada uno de los pasos que realizó para este encargo tan importante. En el caso de Delius —a quien su entorno familiar de dibujantes y escultores influenció en su vocación— logramos comprender su manera de trabajar, sus proyectos en compañía de otras mujeres y sus desafíos en el mundo del cómic.
Como si no bastara con acceder a los entretelones del trabajo y los procesos creativos, en Sacapuntas insistimos en pispear el espacio y los talleres de los artistas gráficos y visuales. ¿A quién no le gusta ver cómo es la mesa de trabajo de los colegas? En esta oportunidad visitamos el estudio de María Lavezzi y disfrutamos ese lindo caos donde hace su magia.
Bendito entre todas estas mujeres es el homenaje a un grande: Caloi. Su hijo, Tute, resume lo grandioso que fue su padre en una maravillosa historieta.
Un párrafo aparte merece el trabajo de ADA en la Feria del libro, que fue muy valioso. Por eso acercamos un resumen de las jornadas en las que —entre otras destacadas participaciones— se contó con la presencia de la ilustradora peruana Issa Watanabe. La exposición de la muestra “Raíces” realizada por ilustradores mexicanos y argentinos, fue asimismo un hito destacable. De ella elegimos el bellísimo trabajo de Rocío Mikulic como arte de tapa. El alcance de los objetivos y la realización de estos eventos es posible con el esfuerzo de los socios de ADA que donan su tiempo en beneficio del resto. A ellos: GRACIAS.
A modo de cierre, no podía faltar el humor y la inteligencia de Alejandra Lunik, que con generosidad —y cortesía del diario La Nación— comparte sus brillantes tiras.
Desde Sacapuntas queremos agradecer, entonces, a las ilustradoras; a las socias; a las que se bifurcan en el terrible multitasking del trabajo y la maternidad; a las que luchan sin parar por sus sueños; y a las que ejercen su vocación por encima de todo. Este número es nuestro homenaje para todas ellas.