NO AL INGENIO AFANADO

Ingenio: Capacidad que tiene una persona para imaginar o inventar cosas combinando con inteligencia y habilidad los conocimientos que posee y los medios de que dispone. Plagio: 'copiar en lo sustancial obras ajenas dándolas como propias'. Se entiende por plagio: presentar el trabajo ajeno como propio, suplantando al autor o autora original.

Aveces se piensa que quienes nos dedicamos a crear imágenes tenemos un don, algo propio y exclusivo de toda persona consagrada al arte. Artistas. Así nos llama el colectivo imaginario. Así nos tratan, elevándonos por el simple hecho de construir o contar con imágenes. Mucha gente así lo cree y también nos lo expresa.
 Los dibujantes, además de festejar nuestro 85 aniversario, nos encontramos (¡hace tiempo!) con la denominada Inteligencia Artificial que irrumpe en nuestra labor, en el día a día... ¡en todo!
 A.D.A. puja por la regulación; por el consenso con otras asociaciones y entidades -gubernamentales y privadas-; por los derechos de los dibujantes con inteligencia humana.

 Los invitamos a visitar el micrositio en el que A.D.A muestra material, acciones, y su postura sobre este tema, a través de este LINK.

 Compartimos las palabras de Marcelo Otero, artista plástico; ilustrador; realizador de cortometrajes; director de arte, profesor universitario; socio y miembro de la Comisión A.D.A.

SOMOS ESA GENTE

Por Marcelo Otero

Cuando nos deslumbramos con los dibujos de más de 13.000 años de antigüedad que se encuentran en las paredes de las cuevas de Altamira, no podemos dejar de sentir que somos esa gente.

Cuando observamos con detenimiento las líneas que decoran un sarcófago egipcio que en el final se van engrosando —producto de la desaceleración y el consiguiente aumento de descarga de pigmento—, lo entendemos —simplemente— porque somos esa gente.

 Los dibujos en las vasijas griegas que narran historias mitológicas nos hablan de la expresión del pensamiento y del espíritu de una época de grandes ideas para la humanidad; y otra vez sentimos que somos esa gente.
 Y así con los renacentistas, los barrocos, y más tarde los impresionistas y expresionistas, que con la aparición de la fotografía vieron amenazada su función y su arte; pero como enunció el teórico André Bazín: “La fotografía es a la vez una liberación y una culminación, ha permitido a la pintura occidental liberarse definitivamente de la obsesión realista y recobrar su autonomía estética”. Y la pintura continuó gracias al renacer de los artistas que continuaron creando y conectándose con lo más profundo de su ser.

Somos definitivamente esa gente
que se vincula con la realidad pero
también con su espíritu,
sus conocimientos, sus deseos,
sus frustraciones, con las alegrías
y las tristezas, para a través de
un dibujo, un trazo, o una
pincelada retratarlas para siempre.

Parte del proceso de trabajo realizado por Gastón González para la ilustración de tapa de este número.

Somos definitivamente esa gente que se vincula con la realidad pero también con su espíritu, sus conocimientos, sus deseos, sus frustraciones, con las alegrías y las tristezas, para a través de un dibujo, un trazo, o una pincelada retratarlas para siempre.
 Por primera vez en la historia del arte un artilugio computacional nos amenaza de manera traicionera y veloz. Una nueva caja —mucho más negra que sus antecesoras— que con hechizos certeros de unas pocas palabras nos devuelve como propio aquello que nos robó, aprovechándose de nuestras distracciones.

 Ahora nos toca a nosotros luchar con inteligencia humana para poner las cosas en su lugar, exigir que se cumplan las leyes vigentes y crear las nuevas para que protejan nuestro derecho al arte, a la cultura, a la creación humana, y nuestro derecho a trabajar en libertad, sin amenazas.

 Las inteligencias artificiales generativas expresan lo peor del capitalismo y la competencia desleal, y son muy poderosas. Pero aunque se lo propongan, de todas las maneras posibles, no podrán robarnos nuestro espíritu, nuestros sueños, lo que imaginamos, las horas de placer que pasamos dibujando, creando, tomando cientos de decisiones, sorteando obstáculos, aprendiendo, dominando nuestros materiales, viendo nacer poco a poco aquello que buscamos y que sabemos que tenemos en nuestro interior. Por todo esto y mucho más, las IA no pueden ni siquiera soñar con ser como nosotros. Simplemente porque no pueden soñar, porque no son esa gente y nosotros sí.

 

Marcelo Otero

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Gastón González

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