Ilustrar libros que abren mundos

En esta nota compartimos el trabajo y las Ilustraciones de Mónica Pironio para la colección “Leer x Leer” del Plan Nacional de Lecturas

Por Gise Four  

Cuentos, poemas, adivinanzas, nanas, trabalenguas y canciones ilustradas. Para leer en comunidad y en voz alta todos juntos. De eso y mucho más se trata la colección “Leer x leer”, una cuidada selección de textos bellamente ilustrados por Mónica Pironio que integran 3 libros que el Plan Nacional de Lecturas distribuyó a todas las escuelas primarias a lo largo y a lo ancho de nuestro país (y que también puede disfrutarse desde casa en su versión digital). El Plan fue muy difundido en las redes sociales, porque garantizar el derecho a leer es vital para formar ciudadanos. Muchos habrán visto el trabajo de Mónica en medios sociales, quizás sin saber qué ilustradora se escondía detrás de tan bellas imágenes. Hoy los invitamos a detenerse en las ilustraciones realizadas por Mónica y recorrer su proceso de realización que comenzó en 2020, en plena pandemia por el COVID-19.

Contanos cómo fue la convocatoria para las Ilustraciones de la colección Leer x leer, 1, 2 y 3, Plan Nacional de Lecturas

Me preparaba para hacer un viaje en abril de 2020, y sentía el remolino de actividad y sentimientos previos. Pocos días antes de marzo recibí un pedido urgente del Plan Nacional de Lecturas bajo la dirección de Natalia Porta López —Teresita Valdettaro era la subcoordinadora, en diseño gráfico estaba Elizabeth Sánchez y Nicolás Trotta era el Ministro de Educación—. Ellos necesitaban iniciar el primero de los libros de la serie titulada Leer x Leer, que reúne cuento breve y poesía con ilustraciones. Nuevamente, los libros ilustrados para niños y niñas de la Argentina volverían a ser editados y distribuidos en todas las escuelas del Estado. Durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri no hubo campaña ni plan de lectura.

Uno de los motivos para convocarme era el trabajo de ilustración que había realizado para varios proyectos durante las gestiones de Filmus-Sileoni en el Ministerio de Educación que en aquellos años se llamó Campaña Nacional de Lectura. Su directora era Margarita Eggers Lan, a quien acompañaba un equipo editorial —durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner—. Entre esos proyectos estaban los libros para la colección de Abuelas de Plaza de Mayo. También lustré otros libros y afiches para la Campaña que se desarrolló, con novedosas propuestas e imaginación, en lugares ajenos al mundo del libro, como canchas de fútbol, peluquerías, consultorios, y otros espacios, para convidar a más lectores. Con ese equipo y las abuelas, participé de visitas y encuentros en escuelas y en el Ministerio.
Es conmovedor para mí saber que los libros llegan a niñas, niños y docentes de todas las escuelas argentinas.

Portadilla del primer libro
“Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre” de Horacio Quiroga

¿Qué pasó con la pandemia?

Como siempre, vivía y trabajaba escuchando radio o música. Día a día, las noticias sumaban un extrañamiento y se confirmó lo insólito: estábamos incluidos en una pandemia de insospechadas consecuencias. Luego de un solo encuentro presencial en el Ministerio, el trabajo y la vida en general se resolvieron casi en su totalidad de manera virtual.

Para los que nos dedicamos a la ilustración, cambiaría el entorno, algunas actividades que hacemos fuera de casa, y naturalmente el encuentro con los afectos; no así la rutina en el espacio de trabajo o frente a la pantalla. ¡Quedamos confinados!


Contanos cómo fue el proceso de la serie en medio de esta pandemia...

La característica gráfica y estética de la serie Leer x Leer tendría dos colores de impresión, cian (por el color de la gráfica oficial) y negro; y un formato de originales de 17x24 cm. Me pareció interesante incluir los valores de ambos colores. Pensé que así lograría desplegar una amplia variedad de alternativas expresivas, porque me permitiría suavizar el contraste de esa paleta fría con transparencias, texturas visuales, líneas de color, líneas de escala de gris, así como el cian y el negro plenos.

La propuesta implicaba elegir un personaje —un animal—, que recorriera las páginas. Pensé incorporarlo, además, en las portadas que delimitaban secciones sobre el fondo liso cian claro. Muchas veces, ante otros proyectos, había tenido la necesidad de acelerar los procesos creativos y de factura, ¡ese primer libro debía ilustrarlo realmente rápido!

Cuando hacía un alto en la actividad, observaba lo que me rodeaba, a lo que no prestaba atención antes de la reclusión obligada.

“El avispón mobuto salva una vida” de Ricardo Mariño
“Canción con ola” de María Hortensia Lacau

Es conmovedor para mí saber
que los libros llegan a niñas,
niños y docentes de todas las
escuelas argentinas.

¿Cómo encarás el proceso de ilustrar?

Desde que uso la PC para ilustrar guardo los procesos de todos mis trabajos, por eso busqué en mis archivos pruebas, ilustraciones que no fueron editadas y proyectos personales para realizar nuevas composiciones: un collage de recursos propios para mezclar en Photoshop. Además, dibujé especialmente con carbonilla algunos personajes más específicos para esta serie, para combinar con lo anterior.

En ese momento solamente se iniciaba el primer volumen, y todo era bastante incierto. Desde que uso Photoshop fui poco a poco modificando la forma de utilizar la máquina y sus herramientas para componer las ilustraciones. Por ejemplo, cuando escaneo mis pinturas puedo hacer modificaciones o mixturas con esos procedimientos. Sigo pintando de forma manual: es muy diferente lo que hago en pintura de lo que hago cuando ilustro. Por sobre todo, la pintura es lo que me moviliza y en ella está el interés principal. Hace ya tiempo, cuando comencé a vincularme con la máquina, sólo modificaba pequeñas cosas de lo que pintaba a mano. Luego fui combinando lo manual y lo digital, y desde hace unos años pinto fondos a mano sobre papeles o cartones que preparo, a veces con textura, los escaneo y, a partir de ellos, agrego todo lo demás con las herramientas de Photoshop. Una vez dentro del programa, sólo uso el mouse para dibujar y combinar con herramientas del programa.

Esto es bien interesante para mí, porque la máquina genera una modificación en la forma de planear y diseñar. Muchas veces se revelan formas nuevas de resolver que no surgen del pensamiento sino de las operaciones. Me interesa buscar alternativas compositivas y proponer estéticas diferentes según el encargo. Me seduce la idea de no reproducir siempre la misma estética.

En algún momento me preocupó no tener una identidad; si cada libro respondía a una búsqueda diferente, nadie reconocería mi trabajo. Pero eso seguía en mi cabeza, no en mi resolución. Hasta que dejé de preocuparme. Ahora ya no me importa ni me interesa si pueden encasillar la imagen o descubrir mi autoría.

Respecto de los textos, me interesan mucho los que son ambiguos, los poéticos, los más difíciles tal vez, pero en los que puede haber más libertad y sugestión… Ir como en diagonal hacia el sentido.

Me interesa
buscar alternativas
compositivas y
proponer estéticas
diferentes según
el encargo.
Me seduce la idea
de no reproducir
siempre la misma
estética.

“Por una noche”, versión de Mario Lillo de una leyenda del pueblo aymara

¿Cómo encaraste el primer libro de Leer x Leer?

El primer libro Leer x leer requería un proceso acelerado, dedicar más tiempo a qué ilustrar para cada texto, más que a cómo hacerlo. Tomaba texturas, pequeños detalles de mi archivo personal que eran reconfigurados en función del nuevo texto. Algunos cuentos y poesías requerían más de una ilustración, en otros casos optaba por una combinación de doble página.

Debo decir que se sucedían cambios repentinos de diseño de las páginas y de los textos. Recibía una nueva maqueta y sabemos que no es lo mismo —desde el punto de vista compositivo—, cambiar de página impar a par y viceversa; dejar liberado el lomo de algo esencial de la ilustración cuando la imagen ocupa la doble página. Esos cambios requerían nuevas ilustraciones.

El animal que elegí para ese primer libro fue un colibrí, que aparece en las leyendas argentinas, y me parecía que podía sumarlo más fácilmente que otros animales más pesados o más vistos. Esos colibríes y otros personajes más fueron dibujados con carbonilla y escaneados. En las portadas con fondo cian claro sumé al colibrí a grupos de tipografías que tenía pintadas a mano.

En la edición final decidieron que esas portadas color cian claro que abrían secciones, no llevarían ilustración. De ese primer volumen quedaron por el camino, sin usar, ilustraciones de textos y de tapa, y el tiempo de entrega se fue estirando hasta dejar atrás la urgencia.

Con la intención de dar algo de dinamismo o variación, usé la superposición de la línea oscura o de color con ligeros desplazamientos y la repetición de la misma forma en otro valor. También incluí disociados de la línea respecto de los planos. El resultado de todos esos detalles sutiles depende finalmente de la calidad de impresión y de la absorción de la tinta por el papel para que se sientan los valores.

En los archivos tiff originales queda la capa de cian y la de negro por separado en Photoshop. Primero se imprime el cian y luego el negro.

Ya confinados por la pandemia, la rutina de trabajo me ayudó a tolerar el tiempo-espacio-afectos, alterado.

“El flautista que quería volar” de Maryta Berenguer
“El robo del fuego”, versión de Miguel Ángel Palermo de una leyenda del pueblo wichí

¿Cómo llegaron los siguientes volúmenes?

Una vez entregado el primer libro, las autoridades del Plan decidieron continuar, y me propusieron que ilustrara los dos volúmenes siguientes. En el segundo libro se percibe algo más de contraste: las ilustraciones son un poco más grandes y ocupan más espacio en la página. Hay algunas zonas más plenas y texturas; y fui variando algo de la estética entre un libro y otro. En algunas ilustraciones de los tres libros se advierte que usé más la geometría que el naturalismo cuando el texto es más abierto en su sentido literario.

También hubo cambios de textos y espacios sobre la marcha. En la impresión, ese volumen quedó un poco oscuro respecto de los originales.

En el libro tres, dedicado a los últimos años de primaria, priman las texturas y en algunas ilustraciones incluí fondos que pueden ser de acuarela u otra apariencia. Recortaba formas y luego iba degradándolas para lograr valores con el botón derecho del mouse sobre esa capa, y usaba Opciones de fusión variando la opacidad. Lo que no se puede hacer luego es corregir, porque el aspecto es como el de la aguada; si agregamos, se oscurece. Esa técnica me resultó interesante y no la había probado antes. Me interesa mucho lograr el aspecto de hecho a mano, aun cuando todo el procedimiento está resuelto en la máquina.

“Las cosas” de Roberta Iannamico

Contanos un poco sobre los detalles...

Los textos fueron seleccionados para las edades correspondientes a los distintos ciclos de primaria. Siempre trato de adaptar las ideas y la resolución estética de las ilustraciones a ese requerimiento y, si bien hay características comunes en los tres libros, cada uno tiene particularidades.

En este tipo de propuesta, los espacios para cada ilustración pueden cambiar. Luego, los originales generalmente resultan un poco más chicos. Obviamente realizo los originales a escala, siempre más grandes, y el uso del espacio depende finalmente de los criterios de puesta en página.

Con el Photoshop, trabajo para que no queden rastros de color en los archivos para impresión. Se trata de un procedimiento simple para convertir capas de gris compuestas por colores como magenta, cian y amarillo. Cada archivo tiene fondo y dos capas: una de negro y sus valores de gris; y una de cian y sus valores. Para que estuvieran en el mismo archivo no podía trabajar con el modo escala de grises.

En este caso no había un dato preciso de Pantone para el cian. Es decir que el cian con el que yo trabajaba era un color aproximado. Los originales tuvieron muchos cambios respecto de las tonalidades o valores, hasta el cierre de cada uno con este ajuste. Estos son los pasos:
1. Archivos CMYK (si no está habilitada la opción de “mezclador de canales”, volver a RGB y hacerlo allí, luego pasar a CMYK).
2. Mezclador de canales.
3. Tildar abajo, izquierda la opción “Monocromo”. Eso anula todos los canales que no son gris, negro.
4. Para regular los grises, con Ajustes Niveles/ curvas.

Mejor tildar canal negro, eso permite lograr que todas las sutilezas de textura y detalles ínfimos queden habilitados para modificar… sin riesgos. Finalmente decidieron que los libros fueran impresos en tres imprentas diferentes, y por eso no sólo las tapas quedaron con un valor, una tonalidad y un matiz de cian diferente, sino que las páginas internas también muestran variaciones, así como el cian de las ilustraciones.

Antes de que los libros estuvieran impresos, se usaron las ilustraciones o parte de ellas en varios espacios de la página web y redes del Plan de lecturas.

“Si miras mis codos” de María Baranda

 

Me interesa mucho lograr el aspecto
de hecho a mano, aun cuando todo
el procedimiento está resuelto en
la máquina.

 

+ Mónica Pironio  Galería de ADA  -  Instagram

Agradecimientos: Quiero agradecer la invitación de Gisela Fourment, la calidez de su atención y la
insistencia en explicarme que el trabajo realizado y su proceso podían ser de interés. Gracias también
a todo el equipo de Sacapuntas, ¡buenos augurios!
Mónica Pironio.

Para descargar la versión digital de “Leer x Leer” ingresá en este LINK