El Paleoarte se abre camino

Diego Barletta

Nos adentramos en el mundo de este gran ilustrador

Por Gise Four  

“Feliz de dibujar animales extintos, animales vivos, criaturas fantásticas y otras cosas, en ese orden”.

Así se presenta en sus redes Diego Barletta, nacido en la ciudad de La Plata. Amante de los dinosaurios, estudió la carrera de Paleontología a la vez que tomaba cursos y talleres de ilustración científica y artística. En 2005 le llegó la oportunidad de ilustrar un libro de humor gráfico por encargo y a partir de entonces se sucedieron gran variedad de libros: infantiles, científicos, humorísticos y manuales escolares. Pero también ilustra todo tipo de trabajo referido a la temática de animales y dinosaurios para diferentes países entre los que se encuentran Argentina, España, México, Estados Unidos, Ecuador, Paraguay y Reino Unido.

Comencemos por el principio. ¿Qué es el paleoarte y cuándo surge?

El paleoarte es una disciplina híbrida entre el arte y la ciencia. Se trata de la representación artística de animales, plantas y ecosistemas extintos tal como se sabe o se supone que habrían sido en vida. El término viene del inglés palaeoart  —un acrónimo de “paleontological art” (arte paleontológico)— y fue inventado por el paleoartista Mark Hallett en su artículo de 1987 The Scientific Approach of the Art of Bringing Dinosaurs Back to Life (El abordaje científico en el arte de traer los dinosaurios de vuelta a la vida). Si bien fue nombrado como tal hace poco, la historia del paleoarte comienza junto con la paleontología. Se considera como la primera obra de paleoarte a una reconstrucción de un pterodáctilo hecha por el científico franco alemán Johann Hermann en una carta enviada a un colega en el año 1800. En los siguientes dos siglos el paleoarte entró en la literatura científica, luego se usó como un medio educativo para los estudiantes —y el público general—, y finalmente, como producto comercial.

¿Cómo fue tu acercamiento a la disciplina?

No recuerdo cómo empecé en este mundo. De chico me gustaba dibujar y me gustaban los dinosaurios, así que seguí haciendo las dos cosas con la intención de ser cada vez más preciso en las reconstrucciones. A medida que me compraba libros de paleontología iba conociendo a los grandes artistas que los ilustraban. Douglas Henderson, Zdenk Burian, John Gurche, Raúl Martín, William Stout, Charles Knight y otros tantos. También aprendí de los artistas de efectos visuales, especialmente Ray Harryhausen, Phil Tippett y Stan Winston. Luego ingresé en la carrera de paleontología y a medida que cursaba e iba a los congresos fui conociendo a los colegas argentinos como Jorge González, Martina Charnelli, Abel Montes, Lautaro Rodriguez Blanco y Juana Yañez. Con ellos formamos Corion, un grupo de trabajo paleoartístico en el que llevamos a cabo todo tipo de proyectos. Además de participar en muestras y eventos comiqueros con nuestro stand, hicimos la reconstrucción a escala natural de la cabeza y cuello del Bajadasaurus, un increíble dinosaurio con espinas que fue presentado a principios de 2019.

¿En qué consiste el trabajo del paleoartista y cuáles son los pasos que utiliza para realizar el trabajo de reconstrucción?

Para reconstruir un animal extinto lo primero es reunir toda la información disponible que haya sobre éste. Imágenes de sus restos, relaciones de parentesco con otros animales —extintos y actuales—, evidencias de comportamiento —huellas, marcas de heridas, desgaste de los dientes, nidos, etc.—, y tipo de ambiente en el que vivía. Con los datos ordenados logramos la idea de lo que queremos representar e iniciamos la reconstrucción agregando lo que falta. Si tenemos el esqueleto de un vertebrado seguramente estará incompleto y habrá que completar el resto. Con los huesos podemos deducir los músculos. Encima de eso, el tejido adiposo y la piel con sus estructuras derivadas (pelos, espinas, escamas, plumas y placas). Finalmente se deciden los colores de acuerdo a lo que se considere más probable. En este último ítem se suele contar con amplia libertad, aunque en los últimos años ha habido notables avances en el conocimiento de la coloración en especies fósiles. Además, están también los problemas que tiene toda obra de arte naturista: hacer escenas realistas, lograr composiciones interesantes con un recorrido visual determinado y paletas de colores expresivas. Algunas veces surge la pregunta sobre cuán confiables son las restauraciones. Creo que deberíamos pensar en lo que pasaría si la humanidad se extinguiera y dentro de 50 millones de años una nueva especie desarrollara una civilización y una ciencia que estudiara los fósiles. Si encontraran huesos humanos, de gorilas y chimpancés —algunos con rastros de pelo—, sería evidente que esta civilización se daría cuenta del parentesco entre simios y humanos y pensaría que esta especie también sería peluda. ¿Por qué iban a pensar que somos monos lampiños? Tal vez nos adornarían con un rostro azul o una piel rayada como la del tigre. Por lo tanto, hasta que se inventen las máquinas del tiempo o hasta que los biotecnólogos consigan crear dinosaurios mediante la ingeniería genética, nuestras imágenes de los seres que vivieron en el pasado siempre van a tener un elemento de imaginación. 

Dibujo inicial en lápiz e ilustración terminada en acrílico de una escena de Portugal a fines del Jurásico.

¿Cómo es el trabajo interdisciplinario con los científicos?

Los paleoartistas trabajan junto con los investigadores para leer restos fósiles y deducir o suponer su apariencia y comportamiento. Se busca ser científicamente preciso y traducir los restos en obras de arte atractivas e informativas. El asesoramiento científico calificado es indispensable. A veces el paleoartista es el investigador que estudia aquello que está queriendo ilustrar, pero son casos excepcionales. Por lo general el paleoartista es un especialista en el tema y debe recurrir a la ayuda de gente calificada para no cometer errores. Si es un trabajo encargado por el investigador no hay problema porque será éste quien se ocupe de supervisar los aspectos científicos de la obra a medida que avance. Cuando no hay un paleontólogo involucrado en el proyecto es necesario informarse y consultar con algún especialista en la materia.

Contanos sobre tu estadía prolongada en Ingeniero Jacobacci (Río Negro), en marzo...

Junto a Jorge González y Andrés Rojas fui a Ingeniero Jacobacci, para realizar una escultura de 6 metros de un Secernosaurus, un hadrosaurio que fue hallado en la zona. El trabajo estaba proyectado para ser finalizado el 22 de marzo de este año, pero el 20 se declaró la cuarentena por COVID-19 y nos tuvimos que quedar esperando que se levantara para poder volver.

En cuanto a las técnicas y materiales utilizados, ¿cuáles son los de tu elección a la hora de trabajar?

Las técnicas y materiales utilizados son los mismos que para cualquier obra artística. En este aspecto el paleoarte no es muy diferente de otras ramas del arte. En 2D se pueden usar acrílicos, acuarelas, lápices, técnicas digitales o cualquier otra con la que el artista se sienta cómodo. Yo generalmente hago ilustraciones digitales por una cuestión de comodidad y velocidad. Pero cada tanto hago algo con técnicas tradicionales y en esas ocasiones uso lápices acuarelables y acrílicos.   

Si la película Jurassic World fuese científicamente correcta el velociraptor “Blue” se vería más o menos así.

Argentina tiene un gran patrimonio paleontológico, sin embargo esto es desconocido por muchos. ¿A qué creés que se debe? ¿Qué considerás que podría hacerse para revertir esto?

Queda mucho trabajo por hacer en materia de divulgación científica, pero esto sucede con todo. Si a la gente le preguntás por 5 animales salvajes seguramente va a nombrar especies africanas y si le pedís seres mitológicos, sin duda se le va a venir a la mente los griegos. A la hora de pensar en dinosaurios se le va a ocurrir los del hemisferio norte porque las personas se educan a través de las películas. Por eso no basta con publicar los descubrimientos, hay que lograr que generen entusiasmo. Ahí cobra importancia el trabajo del paleoartista. Generar impacto sin distorsionar el conocimiento es lo que se propone el paleoarte y lo que lo diferencia de la ilustración científica más estricta. 

¿Cuál es tu animal favorito?

El megaterio es un animal increíble. Es gigantesco y con una anatomía extraña y diferente a cualquier especie actual. Que viviera en estas pampas lo vuelve parte del elenco estable de mis ilustraciones.

Hace 10000 años en Sudamérica, Megatherium Americanum, el más grande de los perezosos terrestres recibe un mimo. Ilustración digital.