Delius. Mujer de historieta.

María Delia Lozupone es autora de historietas, ilustradora, diseñadora gráfica y docente. En esta oportunidad conversa con Sacapuntas sobre sus comienzos, sus referentes y proyectos.

Por Gise Four  

Desde pequeña y de la mano de una familia de artistas supo que su felicidad pasaba por los lápices, las imágenes y la tinta. Con un largo recorrido que empieza en el taller de Alberto Breccia, Delius nos comparte sus fuentes de inspiración, el trabajo grupal junto a las “Chicks on Comics”, sus proyectos y ¡mucho más!

¿Cómo fueron tus comienzos en el dibujo?
Vengo de una familia de dibujantes, escultores, gente amante del arte visual, del arte escénico y también de los libros. Así es que siempre dibujé, desde chica. En todos mis recuerdos yo dibujo. En mi casa mi madre nos acercaba a mis dos hermanas y a mí todo lo que tuviera que ver con la expresión plástica. También nos leía cuentos, nos compraba revistas, íbamos mucho al cine, a ver títeres; la verdad es que se ocupó un montón en estimular nuestra curiosidad por el mundo y la actitud de expresarnos. A su vez, ella era muy trabajadora en lo suyo (la docencia y la cerámica), así que todo se dio de una manera primaria y natural. Durante la escuela primaria y la secundaria fue algo amateur y hacia mis 20 años — en el grupo del taller de Alberto Breccia— entendí que quería y podía vivir de esto, que mi felicidad estaba allí.

¿Quiénes son tus referentes y dónde obtenés inspiración?
¡Tengo un montón! Cada vez más. Miro producciones de diferentes artistas según el trabajo que me encuentre desarrollando. La poética y la mirada van cambiando un poco, hay un gradiente de preferencias que voy ecualizando. Algunos son: El Bosco; Pieter Brueghel el Viejo; muchos científicos naturalistas como ser Maria Sibylla Merian, Ulisse Aldrovandi y Ernst Haeckel; los dibujos alquímicos y los manuscritos iluminados de la edad media; Audrey Beardsley; Arthur Rackham; Edward Gorey; Hayao Miyazaki, las Silly Symphonies del estudio Disney, Mary Blair; George Grosz; los afichistas polacos; Ayax Barnes, Alberto Breccia, José Muñoz, Max, Julie Doucet, Stéphane Blanquet, Powerpaola, Aisha Franz, Silvia Lenardón, muchos artistas que han ilustrado libros de lectura en Argentina entre los 40 y los 70, muchos amigos, colegas y alumnos con sus búsquedas y sus universos.
La inspiración también viene de lugares diversos: lecturas; canciones; películas; viajes; conversaciones; sucesos personales y familiares; momentos emotivos y oníricos desde donde llego a ideas interesantes.

¿Cuáles son tus materiales preferidos y qué es lo que más disfrutás de tu trabajo?

Si hablamos de trabajo analógico prefiero el trazo de la estilográfica rotring y los lápices de colores faber castell polychromos, porque son blandos y se mezclan bien. Para superficie de color me gustan las cartulinas canson y para tinta el clásico papel chambril de 240 gramos. También disfruto hacer collage con papeles encontrados, y como trabajo con geometrías uso escuadras milimetradas, circulómetros y ovalómetros. 
Si hablamos de herramienta digital uso un iPad Pro, con el programa Procreate.
En general disfruto todas las etapas de la construcción de una imagen, porque la idea supone curiosear e investigar referentes. El boceto acabado es lo más arduo (un dibujo debe ser bueno, observarse y corregirse todo lo necesario, porque sostiene todo el trabajo), y la realización es quizás el momento más meditativo. Es un dejarse llevar. Me gusta mucho eso de trabajar casi sin pensar, o pensando intuitivamente. Ver el original terminado es algo muy satisfactorio también.

¿De qué se trata el colectivo Chicks on Comics? Contanos cómo fueron los comienzos de la agrupación. 

Chicks on Comics (@chicksoncomics) nació en agosto de 2008. Los miembros fundadores son Powerpaola y Joris Bas, quienes decidieron convocar a distintas historietistas mujeres para formar un colectivo internacional que se sirviera de las redes sociales para comunicarse y exhibir su trabajo. Necesitábamos unirnos para producir historietas en grupo y así hacernos más visibles, ese fue nuestro motor.

Con respecto a la forma de trabajar, ¿cómo se organizan y cuál es el contraste con el trabajo en solitario?

Como las integrantes del colectivo vivimos en países diferentes el trabajo siempre fue a distancia, con momentos de encuentros virtuales. Las conversaciones o trabajos continuados se dieron a través de historietas o viñetas donde producíamos una conversación y la colgábamos en nuestras redes.
También intercambiábamos opiniones por e-mail, luego usamos whatsapp y la pandemia supuso el cambio de encontrarnos por zoom y conversar en vivo desde nuestros hogares. Dentro del grupo de artistas del colectivo, los que vivimos en Buenos Aires nos hemos juntado a dibujar con mayor o menor periodicidad. Creo que los primeros años fueron de un gran aporte para poder sobrellevar el trabajo en solitario de una manera original, ya que producíamos opiniones e interlocuciones dinámicas y existían estos encuentros entre las que estábamos cerca. El grupo tuvo varias etapas con desfile de diversas integrantes también y cada momento tuvo un tipo de diálogo particular que es imposible en soledad. Desde hace algunos meses estamos en un impasse, veremos cómo nos reinventamos esta vez.

¿Cuáles considerás que son los hitos del grupo?

Creo que las muestras que hemos montado en diferentes lugares del planeta y los viajes que supusieron para encontrarnos de manera real (en carne y hueso) han sido hitos en el grupo. Podría mencionar nuestra primera muestra en Buenos Aires (2010), la tercera muestra en Berlín (2013), la sexta en Buenos Aires (2016-2017) en Fundación PROA —con muchos invitados y actividades que nos ayudaron a visibilizar artistas de todo el mundo de manera histórica y fue muy increíble— y ganar el Primer Premio UCCI 2019 con nuestro libro Las ciudades que somos, que fue algo súper importante también.

La inspiración
viene de lugares
diversos: lecturas;
canciones;
películas; viajes;
conversaciones;
sucesos personales
y familiares;
momentos emotivos
y oníricos.

Con respecto al trabajo común durante la pandemia, ¿qué propuestas surgieron en este contexto?

En pandemia se nos ocurrió inventar las COCOC (Chicks On COmics Conversations) —nombre que también alude a la onomatopeya de una gallinita cacareando— donde invitamos a quienes quisieran a conversar en un zoom abierto —con un tema elegido por nosotras— y luego a producir historietas en torno a ese tema. Así lo hicimos y produjimos dos fanzines: uno sobre el envejecimiento (On Aging) y el otro sobre la amistad en la adultez (Friendship in adulthood). Los trabajos publicados no sólo fueron de las integrantes del grupo, sino que lo abrimos a quien quisiera colaborar. También colgamos los pdfs en nuestro issuu, de libre acceso.

¿Cómo ves el panorama actual de la historieta de autoría femenina?

Lo veo espectacularmente bien. Hay cada vez más autoras con estilos y propuestas diferentes, con formación diversa en relación a la construcción de una narrativa y una gráfica en particular. Veo además, muchos trabajos sólidos y personales en cuanto al dibujo, la estética, el contenido. La historieta no es ajena a esta transformación social feminista y de género que está sucediendo desde hace algunos años. Pienso que la narrativa gráfica editada en papel está explorando numerosas posibilidades nutriéndose de muchas otras expresiones artísticas y proyectuales, expandiéndose de una manera muy especial. Esto último no es exclusivo de las autoras mujeres, es algo generacional, de época.

La historieta no
es ajena a esta
transformación
social feminista y
de género que está
sucediendo desde
hace algunos años.

¿Qué podés compartir sobre tu trabajo actual en Fierro, serie Sueños?

Sueños es una serie de historietas autoconclusivas de una página que vengo desarrollando hace unos años y está publicada en la revista Fierro. La idea es que fuera breve, sintética, directa. Por eso elegí el blanco y negro como la opción gráfica para representar los climas a través del claroscuro, la línea y los grafismos.
La serie tiene una estructura de diseño de cuatro cuadritos de ancho por cuatro cuadritos de alto —16 en total— y las líneas que los delimitan pueden estar
o no, posibilitando diversos encuadres para la narración. Por ejemplo: puedo juntar cuatro cuadritos de modo horizontal y plantear un cuadro alargado, muy útil para dibujar un paisaje.
La primera tanda trata sobre diez sueños propios, la segunda es sobre diez sueños contados y ahora estoy trabajando con los guiones de la tercera tanda que será sobre sueños de personajes relevantes en la historia de la humanidad.
Pienso que el tema de los sueños ha sido interesante desde siempre, porque para muchas culturas es un estado de la consciencia que permite la comunicación con un más allá (de la vida real y tangible), que tiene que ver tanto con los muertos como con el inconsciente o con otro tipo de tiempo y percepciones. Quien tenga adecuados receptores en su antena podrá captar las señales que habitan este espacio onírico y leerlas para poder interpretar los mensajes que contienen. Esta serie habla de eso, de situaciones que existen y son comprendidas gracias a esta experiencia del dormir.

Me gusta mucho
eso de trabajar
casi sin pensar,
o pensando
intuitivamente.
Ver el original
terminado es algo
muy satisfactorio
también.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Espero poder publicar en Argentina un libro que salió hace poquito en Brasil: El sendero prometido. Es un diario ilustrado sobre una residencia artística que hice allí. También terminar los Sueños y un par de proyectos más que empecé y están detenidos. Quisiera de alguna manera poner un hito de mediana edad para seguir adelante. En este momento estoy terminando un arreglo de mi casa y mi estudio propiciado por la pandemia, y que me ha servido para ordenar mis ideas también.

Delius

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