© Fernando Carmona

Darse a conocer

Difundir el trabajo de manera profesional y elaborar portfolios de calidad son consejos importantes que compartimos con los colegas.

Por Oscar Senonez   Poly Bernatene  

 

Iniciarse en el camino de ser dibujante implica un aspecto sumamente importante: mostrarse. Entonces surge una gran pregunta, ¿cómo nos damos a conocer? El primer paso es difícil. Muchos se demoran en hacerlo porque sienten que no están suficientemente preparados. Es importante entender que se necesita dar este paso, ya que la dedicación, la práctica y la experiencia nos harán crecer y superarnos día a día. Entonces, para comenzar debemos mostrar lo que hacemos. Publicar en medios gráficos no es el único camino que existe para volvernos visibles. Existe un lugar poderoso y de gran ayuda en estos tiempos: Internet. Allí debe estar nuestro portfolio. ¿Dónde? En una página web, un blog o en redes sociales. ¿Lo mejor? Es gratuito.  Por lo tanto no hay excusas económicas para dar el gran paso. Esta decisión nos permitirá presentarnos como ilustradores ante editoriales, futuros clientes y colegas que podrán apreciar nuestro trabajo. Mostrarse es llegar a otros, es intercambiar ideas y crear vínculos –comerciales y también personales— para proyectos en común y colaboraciones.

Portfolio online

La principal regla a la hora de elaborar el portfolio es ser simple. Es entendible que al principio querramos mostrar todo lo que hacemos, pero se corre el riesgo de confundir a quienes les mostramos el trabajo y a nosotros mismos. Mucho no es sinónimo de mejor y aquí tal vez sea buena idea recordar la conocida frase “menos es más”. Hay que ser directo, mostrar sólo lo que nos parece mejor y no tratar de llenar espacios con cualquier cosa para denotar producción o experiencia. Debemos comprender que podemos convencer a las personas con una sola imagen. Lo importante es que nos sintamos conformes y convencidos de que hemos dado lo mejor con esa ilustración, algo que se logra con muchas horas de trabajo y esmero.

Un aspecto crucial es reconocer cuál es nuestro fuerte y cuáles son nuestros puntos flojos al ilustrar. Tener esto en cuenta nos servirá para dos cosas: seleccionar la obra que nos representará y saber a dónde la vamos a dirigir. Si tenemos varios estilos y manejamos diversas técnicas debemos saber ordenarlas. Contextualizar los trabajos también es importante. Esto quiere decir que si queremos hacer libros ilustrados debemos exhibir cómo manejamos los espacios con los textos, o los títulos en las portadas. Y en el caso de contar con libros publicados o proyectos personales, estos deben ser mostrados. El contenido que vaya a ser exhibido en un portfolio, web o blog debe ser previamente registrado en Derechos de Autor.  

Diferenciar lo que nos gusta hacer de lo que podemos hacer también es vital. ¿Por qué? Porque de esa forma establecemos una meta hacia dónde llegar. El típico ejemplo es soñar con poder trabajar para una editorial cuyo catálogo nos alucina por sus textos e ilustraciones. Soñar con llegar a ser parte de eso algún día está bien, pero no siempre es fácil y quizás haya que dar una gran vuelta hasta concretar el objetivo. En ese sentido tenemos que aprender a ser pacientes y trabajar duro para cumplir con nuestras propias expectativas. Muchas de estas cuestiones se ven con el correr de los años en la profesión. En oportunidades podemos terminar haciendo cosas que no imaginábamos y que son muy interesantes. Por eso es necesario estar atentos a todas las oportunidades que se nos crucen.

© Fernando Carmona

 

Difusión

El paso siguiente a la creación de un espacio propio es su difusión. Una herramienta de gran ayuda es la participación en foros y sitios virtuales referidos a la ilustración. Mostrar nuestro trabajo allí es un buen ejercicio; además esos ámbitos participativos brindan información valiosa. Hay que aclarar que hoy en día, a pesar de contar con muchas posibilidades de contacto virtual, el contacto personal es difícil. En ese sentido Internet puede volverse en contra y convertirse en un filtro complicado de sortear a la hora de conocer presencialmente a quienes son responsables de elegir nuestro trabajo. De ahí que nos parezca vital tener un espacio propio para mostrarnos en Internet y poder difundirlo, y así llegar a estas personas vía mail, por ejemplo. Una recomendación importante es no enviar archivos adjuntos –jpg, pdf, word— porque la mayoría de las empresas poseen filtros, o directamente no los abren. La opción para que vean nuestro trabajo a través de un mail, es seleccionar una ilustración atractiva e incrustarla en el cuerpo del correo  con un link a nuestro sitio o a un pdf. Así, el material puede encontrarse en algún servicio de hosting de la nube (Issu, Dropbox, Google Drive o PDF) y el interesado podrá ver el resumen del trabajo junto con un breve portfolio digital. Los datos de contacto deben estar en un espacio visible y bien diseñado. Todos nuestros e-mails deben estar firmados con el link a nuestras webs —a través de un vínculo creado con el editor de email, o al colocar la dirección de la web con http://—. Cabe recordar que trabajamos con la imagen, por lo tanto nuestra presentación será fundamental para ser vistos como potenciales colaboradores de los clientes.

“Trabajamos con la imagen, por lo tanto nuestra presentación será fundamental para ser vistos como potenciales colaboradores de los clientes”.

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Es importante tener siempre a mano una tarjeta, señalador, carpeta con currículum o un par de hojas impresas —¡lo que sea!— con nuestro contacto. ¿Por qué? Nuestro nombre es nuestro trabajo y de esa forma al conocer gente tendremos la oportunidad de mostrarles lo que hacemos. No importa si se trata de una gran carpeta o una pequeña tarjeta. Los recursos no deben ser un impedimento, por el contrario debemos tomarlos como una inversión para exhibir nuestro trabajo. En una feria, o en una entrevista podemos recurrir a un portfolio impreso o a una tablet que lo contenga. También podemos ofrecer una web, una galería de imágenes o un pdf, en donde el entrevistador tenga acceso a nuestras imágenes.  Pero las formas de mostrar la propia obra no se agotan allí. Existen también las muestras colectivas e individuales cuya participación nos enriquece. Exponer nos abre a la mirada crítica de los demás y es un paso fundamental para continuar el crecimiento. Mostrarse implica querer mejorar y aprender para superarse en cada paso. Los concursos, bienales y exhibiciones cumplen la misma función, además de ser –en su gran mayoría– organizados por editoriales. La ventaja que tiene esto último es que garantiza la posibilidad de publicación –incluso a quienes no hayan salido ganadores–. Eso demuestra que participar es importante. Otro paso fundamental es agruparse, ser parte de una asociación o espacio donde se comparta e intercambie todo tipo de información y se hagan actividades colectivas. Es la mejor manera de aprender y crecer en el oficio. Te invitamos a ser parte de ADA.

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